¿Filosofía o espiritualidad scout? Lo mismo, pero con inclusión

En el siglo XVII, James Ussher realizó la cuenta de la edad que tenía el mundo. Calculó hasta su hora de creación: el anochecer del sábado 22 de octubre de 4004 a.C. Está de más decir que la Geología ubica un error de más de 4 mil 500 millones de años, la Arqueología ha sustentado que el ser humano (que se distingue de otros animales por la capacidad y gusto de hacer cosas iguales) adquirió esta cualidad hace 50 mil años, y que la lógica más básica aclara que la Tierra no podría haberse creado al anochecer… mientras es de noche en un lado del planeta es simultáneamente de día en otros lugares, por lo que el dato de Ussher es sencillamente anecdótico. Curiosamente, el mundo no surgió hace 6 mil años, pero sí las ciudades. Junto con ellas aparecieron la escritura y las religiones institucionalizadas. No parece casualidad: ocurrió al menos en seis partes del mundo por separado. Cuando una comunidad llega a un número de personas mayor al que puedes conocer, la desconfianza y el desorden pueden esparcirse, y es entonces cuando surgen estas tres soluciones: las ciudades organizan el espacio, la escritura a los hechos y los recursos, y la religión podría haber sido la herramienta más temprana para estructurar dos cosas: una metafísica (cuál es la causa y orden del mundo) y una ética (cómo actuar para mantenerlo ordenado).

Desde la “expulsión del Edén” hasta nuestros días, tanto las ciudades como la escritura han sido imprescindibles para el desarrollo de la Humanidad. ¿Pero ocurre eso con la religión? Y, a propósito del escultismo, ¿la religión o la espiritualidad deberían presentarse de forma tan decisiva dentro del movimiento? El asunto se remonta a textos de Baden Powell: Escultismo para muchachos y Roverismo hacia el éxito. Señala en su fogata 22: “ningún hombre vale de mucho a menos que crea en dios y obedezca sus leyes”. El planteamiento es una opinión que no sustenta. El fundador prosigue: “todo scout debería tener una religión”.

Surgen cuestiones: ¿en qué consiste una religión?, ¿y por qué debería un scout tenerla? Según el fundador, la religión consiste en amar y servir a dios y amar y servir al prójimo. En cuanto a dios, la definición es cuando menos incompleta: existen religiones no teístas (sin dioses) como el budismo o el taoísmo. Ahora bien, ¿por qué un scout debería tener alguna religión? Como se dijo, Baden Powell argumenta en Escultismo para muchachos que es para valer como persona; este argumento (que alguien no es valioso sólo por no compartir cierta perspectiva) luce discriminatorio, contrario al espíritu del artículo 4° de la Ley Scout (y, por si algún scouter se pregunta, también al artículo 1o de la Constitución y al principio 1 de la Declaración de los Derechos del Niño).

Por otra parte, Roverismo hacia el éxito sostiene que la religión es esencial para la felicidad. Sin embargo, con que al menos una persona atea sea feliz, sabríamos que la religión no es esencial a la felicidad y el argumento sería falso. De acuerdo con el World Happiness Report 2020 los cinco países más felices del mundo son Finlandia, Dinamarca, Suiza, Islandia y Noruega; según el World Population Review, su población no religiosa es respectivamente del 55%, 61%, 58%, 49% y 62%. En contraste, los países menos felices de los que tenemos datos sobre personas no religiosas son Afganistán (9%), Sudán del Sur (16%), India (5%), República Democrática del Congo (17%) y Uganda (1%). Estos datos no significan que el ateísmo te haga feliz, pero sostienen que la religión no construye todo tipo de felicidad y no es esencial a ella. Aun considerando muy sinceras y bondadosas las palabras de Baden Powell, y sabiendo que habla para gente de su tiempo, podemos afirmar que hoy día sus argumentos son políticamente inadecuados o falsos ante la evidencia que tenemos.

Gráfica países más y menos felices

En el escultismo actual la religión se ha fraseado como espiritualidad. Una de las seis áreas de crecimiento de las y los jóvenes lleva ese nombre. Sin embargo, nos sitúa nuevamente ante las mismas preguntas: ¿qué es la espiritualidad?, ¿para qué nos sirve? Espiritualidad se refiere a la existencia de una dimensión no corpórea de nuestro ser: el espíritu. Espíritu puede significar un propósito o sentido (como cuando se habla del espíritu de la ley), lo que da esencia y forma (como el espíritu de equipo a una organización) o un alma (visto más religiosamente). Al establecerse la espiritualidad como un área de crecimiento, se entiende que esta alma tiene la necesidad de desarrollarse y el movimiento scout debe ayudar. Pero las pautas de desarrollo (que indican a las y los scouters cómo orientar y evaluar el crecimiento de cada joven) tienen un enfoque más religioso que sólo espiritual. Mientras que la palabra espiritualidad aparece sólo 9 veces en las pautas, la palabra religión lo hace 26 veces, dios 46 y Francisco (fundador de una orden católica) también aparece 9. Las oraciones scouts también refieren un dios único y varón. Por más que las pautas hablen de pluralidad, la dedicatoria religiosa católica (en el caso mexicano) es directa. Esta espiritualidad, analizada detenidamente, no es neutral.

Sin dejar de lado todo lo que la espiritualidad significa para muchas personas, y reconociendo que es de lo más válido, se puede sostener que es válido igualmente no quererla ni necesitarla. Mientras que para las otras áreas de crecimiento (corporalidad, creatividad, carácter, afectividad y sociabilidad) sus materias de trabajo tienen una existencia plenamente demostrada, no ocurre lo mismo con la espiritualidad y el espíritu. El primer experimento para demostrar su existencia lo publicó Duncan Macdougall en 1907; concluyó que el alma humana pesaba en promedio 21 gramos. Para junio de ese año, H. La V. Twining había demostrado que era erróneo: lo que Macdougall midió no era el peso del alma, sino humedad del cuerpo y gases que lo abandonan a lo largo de unas horas tras la muerte. Desde entonces y por 113 años nadie ha probado la existencia del alma o espíritu. Ahora bien, ¿qué pasa con las experiencias espirituales que sentimos?, ¿no son verdaderas? En realidad no lo sabemos. Se han realizado experimentos que demuestran que, si se estimula el lóbulo parietal en nuestro cerebro, podemos sentir vivencias místicas. En un laboratorio sabemos que lo estimula el investigador; pero mientras alguien reza, consume alucinógenos o se reestablece de una lesión cerebral no sabemos con certeza si la experiencia trascendental la estimula algo terrenal o espiritual porque nadie está rastreando el estímulo en ese momento. Podemos inferir cosas, pero (sin más estudios) no serían conclusiones válidas desde ninguna de las dos posturas.

En el último de los casos, no tenemos certeza de que el espíritu exista, de que nuestras sensaciones espirituales provengan de un estímulo sobrenatural, ni de que la felicidad dependa de nuestra formación religiosa. Ciertamente, tampoco se ha probado lo contrario. En resumen, carecemos de certeza de la existencia o inexistencia de esto, y resulta estéril discutir el sentido que tiene incorporar a nuestra existencia cosas que no sabemos si existen. Visto desde el lado práctico, lo importante sería centrarnos en el efecto buscado (valor de la persona y su felicidad) y no en el medio (espiritualidad o religión). Recordemos que el subtítulo de Escultismo para muchachos habla de “buena ciudadanía” y simplemente ser buenos ciudadanos nos puede dar valor y felicidad.  Para hacer un balance justo, no dejemos de lado que toda religión ofrece beneficios: ayudarnos a situar la causa y orden de las cosas (su lado metafísico) y comprender cómo mantener ese orden a través de nuestro comportamiento (su lado ético). La religión puede proporcionarlo. Pero hoy día (y tal vez desde hace 26 siglos, con el surgimiento de la filosofía) no es el único medio.

Toda filosofía práctica (ya sea religiosa como la cristiana o zoroástrica, o secular como la confusionista o la estoica) tienen una metafísica y una ética. En la medida en que nos situemos desde la perspectiva metafísica de la filosofía que practiquemos podemos mirar nuestro lugar y entender nuestro valor, y en tanto que actuemos conforme a la ética que asumimos, podemos tender a la felicidad. Pensar en un desarrollo filosófico, sea espiritual, religioso o secular, podría facilitar la inclusión de más jóvenes al escultismo sin discriminar ni forcejear contra su auténtica forma de ver el mundo. También cumpliríamos los mismos objetivos prácticos del fundador. El mundo no perdió nada cuando descubrimos que éste no se creó hace seis mil años, sino que nos enriquecimos como Humanidad. Las y los jóvenes tampoco pierden si abrimos la espiritualidad o la religión para incluir algo que los conecte más con ellos mismos aunque sea no espiritual, irreligioso o, dicho correctamente, simplemente secular. Nos debe importar más llegar a las personas que están aquí que algo sobre lo podríamos pasar muchas más palabras discutiendo si es que está o si es que no.


Museo de las Preguntas

Partiendo de que el alma sea un ente inmaterial y no tendría peso, ¿qué otras técnicas científicamente válidas se podrían practicar demostrar su existencia?

¿Banden-Powell se habrá hecho y dejado algún escrito privado sobre estos temas?

¿La tolerancia de la mayoría de los jóvenes scouts en estos temas se ha formado al interior del movimiento o fuera de él?


Este ensayo forma se presentó en el Encuentro de Arte y Expresión Zanahorio 2020, realizado de forma virtual por la pandemia de COVID-19. A continuación los tres trabajos presentados.

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